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Así como siempre será lamentable registrar casos de violencia contra los animales, vale recordar -citando a Gandhi- que la grandeza de una nación puede medirse por la forma en que trata a estos seres vivos, Bogotá ha tenido en las últimas semanas episodios que muestran lo peor y lo mejor de nuestra relación con ellos.
EditorialesLa semana pasada, el Dane presentó los resultados preliminares del Censo Económico Nacional Urbano 2024 (Cenu), una de las operaciones estadísticas más ambiciosas e importantes desplegadas en el país en años recientes.
"Una parte de mí desapareció". Eso me dijo, en Tumaco, una de las asistentes a la primera proyección del largometraje Soñé su nombre, de Ángela Carabalí -una de esas mujeres quijote que se atreven a hacer cine en Colombia-.
Celebramos el lanzamiento del libro Entrelazados, de César Gaviria. Un ejercicio de remembranza histórica que deberían seguir los servidores públicos.
La primera encuesta en aparecer tras la absurda veda que ordenó el Congreso trajo un dato llamativo: según Polimétrica, de Cifras y Conceptos, el 45 % de los colombianos se definen políticamente "de centro".
La Cumbre Celac-Unión Europea celebrada hace una semana en Santa Marta ha sido calificada negativamente por casi todos los analistas. El periódico El País de España la calificó como una "oportunidad desperdiciada".
Por mucho palo que les den, las encuestas se convirtieron en garantía de transparencia electoral.A seis meses de la primera vuelta de las presidenciales, estamos volando a ciegas.
La intensificación de los ataques de los grupos armados ilegales, sumada a la decisión del Ejecutivo de acudir, como respuesta a esa escalada, a los bombardeos, ha generado discusiones necesarias y urgentes sobre el reto para el Estado de garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Alguna vez dije que Colombia era un país sin humor porque se había criado con Sábados felices, y me equivoqué porque es al revés: Sábados felices fue exitoso porque somos un país con un precario sentido del humor. Por otro lado, yo, como muchos otros, fui fanático del programa.
El 14 de noviembre, Día de la Mujer Colombiana, amanecí pensando en un hombre. En mi tío Honorio, que murió hace apenas unos días. Un campesino sencillo, desplazado por la violencia, que nunca acumuló riquezas, pero que dejó una herencia más valiosa que cualquier patrimonio; la de un ser humano profundamente decente.