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Después de la muerte del expresidente uruguayo Pepe Mujica, los medios circularon algunas de sus ideas sobre la vida y la política como si se tratara de una cuestión de superación personal.
A mis queridos lectores quiero decirles algo que quizás sea bastante obvio: el mundo está lleno de huecos, algunos grandes y otros pequeños, pues al fin y al cabo el paisaje que nos rodea es una combinación de montañas con acantilados, cañones con sus ríos, cráteres de impactos de meteoros y legados humanos como minas y canteras.
Como decía un zancudo en una playa, no sabe uno por dónde empezar. Hay mucho tema, pero hoy toca hablar de la "huelga general", que había convocado el Gobierno para presionar al Congreso, donde se debate la reforma laboral. Que, huelga decirlo, no lo fue, ni paro, ni protesta ni marchas, sino focos de vandalismo.
Su voz suave y su capacidad de decirlo todo con unos cuantos gestos fueron y serán patrimonio de los colombianos.
EditorialesHoy, sábado 31 de mayo, es el Día Mundial sin Tabaco que ha estado promoviendo la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En estos días de tanta convulsión ideológica y política, me pregunto qué pueden hacer los medios frente a hechos ciertos como amenazas desde el poder. Si el Gobierno actúa emancipado de la verdad, si desconoce leyes y la Constitución, ¿es misión del periodista quedarse neutro? ¿De qué objetivad hablamos?
Hay espectáculos en la vida política moderna que producen sobresalto. Los consejos de ministros televisados me dieron duro. Pretendían ser ejemplo de transparencia, pero resultaron ser de cómo funciona el pensamiento grupal. Nietzsche decía cosas raras y con alguna frecuencia acertaba.
Duele profundamente ver el nivel al que se ha rebajado la discusión pública en Colombia. Todo parece haberse degradado con una rapidez que desconsuela.
Suena a "idea para una novela distópica": un presidente que no tiene funcionarios, sino chivos expiatorios. Y los sacrifica semana tras semana para lavarse las manos, para desviar la atención; para revolverle el estómago al país que rechaza; para mostrar que puede echarle los perros bravos al que no le sirva; para hacer pasar la pequeñez por grandeza.
Colombia lideró la ambición de los países en vías de desarrollo en el Acuerdo de París. Presentó una meta de reducción de emisiones del 51 % que algunos, en 2020, consideraron excesiva. Yo la aplaudí en esta columna porque de lo que se trata es de hacer esfuerzos radicales y sin precedentes debido a la gravedad de la crisis.